Cuando alguien aborda una espiritualidad exótica , comprende sobre todo lo que está predestinado a comprender debido a la propia vocación, la propia orientación cultural y la del movimiento histórico al que pertenece. Ese truismo tiene una aplicación general: la imagen que se formó de las “sociedades inferiores” durante el siglo XIX se debía en buena medida a la actitud positivista , antirreligiosa y ametafisica de algunos excelentes exploradores y etnólogos, quienes habían abordado a los “salvajes” con la ideología de un contemporáneo de Augusto Comte, de Darwin o de Herbert Spencer: por todas partes se descubrían entre los “primitivos” muestras de “fetichismo” e “infantilismo” religioso, sencillamente porque nadie podía ver en ellos otra cosa. Fueron necesarios el auge del pensamiento metafísico europeo a principios del siglo, el renacimiento religioso, las múltiples adquisiciones de la psicología profunda, de la poesía, de la microfísica, para llegar a comprender el horizonte espiritual de los “primitivos, la estructura de sus símbolos, la función de sus mitos, la madurez de sus místicas.
El Yoga Mircea Eliade